Están todos invitados a recorrer mi mundo,
frágil como una hoja de papel... pero vivo!
Con la sonrisa siempre grande y las alas bien abiertas!

B I E N V E N I D O S!

Todo lo que lean a continuación
son palabras que salieron desde lo más profundo de mi ser,
cualquier similitud a la realidad es pura coincidencia =)
Muchas gracias por pasar y dejar una huella!

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lunes, 9 de febrero de 2009

Conversaciones mudas


Tras esa caricia hay conversaciones mudas, nos preguntamos dónde está ese universo que soñamos juntos.
¿Por qué razón me persigue tu recuerdo?
Tu aroma aún quema mi piel, tu voz es como un susurro en el viento.
La soledad no hace más que recordar y te trae a mí como un pasado maldito.
Es un misterio lo que esconden tus ojos.
Muchas veces callas palabras para no herirme y lo terminas haciendo con tu silencio.
¡Qué iluso es mi corazón! Que confió y se entregó completo, que cerró los ojos, abrió sus alas y voló acompañado.
Que ilusa la tarde en la que te vi, creyendo que por nuestra mente no pasaba nada, creyendo que mi saludo cordial escondería las ganas de besarte.
Que rara fue tu manera de actuar.
Esperaba de tu boca sonidos con melodía como una dulce canción que alegra el alma más triste, y solo noté confusión en tus palabras.
¿Por qué volvió el destino a unirnos de manera tan cruel?
¿Por qué tengo que mirarte del otro lado de la calle? ¿Por qué no puedo ir caminando contigo?
Odio tu recuerdo, odio saber todo y no poder entenderlo. Odio querer olvidarte y no poder hacerlo. Odio sentirme vulnerable cuando apareces de repente.
Odio tenerte tan cerca y tan lejos a la vez.




Otero María Belén
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Copyright 2008

Como aquel enero



Estabas de traje blanco aquel enero, lo recuerdo como si hubiese sido ayer, nos miramos y entendimos todo, el reencuentro de un amor, un adiós que renació. Y saqué mis ilusiones a flor de piel tras una sonrisa, y me aferré a tu espalda mientras bailábamos lento, aspiré tu perfume, sentí tu piel otra vez, lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
El tiempo corre una carrera sin contador, va a toda velocidad por miedo a perder, y los segundos se van muriendo uno por uno.
Hoy llevamos más años de los creemos, y ya no nos miramos como en aquel reencuentro, ya no tenemos esas ganas desbordantes de besarnos sin culpa, pero estoy orgullosa de eso.
Estoy orgullosa de cada mañana al levantarme, verte dormido a mi lado, de que la rutina nos haga intolerantes, de las peleas por el día a día, estoy orgullosa de discutir cada centavo que nos falta. Estoy orgullosa del amor que se construye con el tiempo, que se solidifica con los años, que se amolda con cada diferencia. Estoy orgullosa de no llevar la cuenta de nuestros aniversarios, de hacer las compras sin ganas, de cocinar, lavar y planchar. Estoy orgullosa de pensarte en cada cosa que hago, de vivir al lado tuyo, estoy orgullosa de que seas parte de mi vida, orgullosa de ser la mitad que te completa. Orgullosa de aprender a compartir, orgullosa de ya no mirarte como aquel enero, en que sólo te veía como un lejano amor. Hoy te observo con otros ojos, te contemplo como mi compañero, mi amigo, como el padre de mis hijos, como aquel que sabe todo de mí y me acepta sin condiciones, como el hombre que se ha ganado mi corazón, mi alma y pensamiento. Hoy te veo como protagonista de mi historia, mi complemento perfecto, mi razón de ser. Te veo como aquel que sabe con sólo una mirada que lo amo, que muero si lo pierdo y
que el amor, no muere aunque pasen los años.



Otero María Belén
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Copyright 2008



Hoy, no estás



Las palabras no tienen sentido real, no pueden expresar los sentimientos, no puedo decirte hoy, cuánto te necesito, cuánto me haces falta. No puedo, simplemente porque deberías estar aquí conmigo, para darme tu abrazo cuando me eche a llorar y como tantas veces, hoy simplemente hoy... no estás.
A mis palabras se las consume un papel y nunca llegan a tu oído. A mis sentimientos se los lleva el viento un verano, y los vuelve a traer cada invierno.
Cuando quiero contarte lo que me pasa, cuando necesito una mirada tuya, un gesto, una caricia, no estás.
Cuándo te siento cerca de mí, y tus manos me tocan, mi mundo se derrumba a los pocos segundos por el simple hecho de saber, que te irás por donde has venido, porque con el paso del tiempo me he acostumbrado a que llegues cuando quieras, y no cuando yo te necesite.
Porque sé que tus caricias duran sólo unos segundos y no cuando estoy derrotada por los fracasos de la vida.
Hoy, hoy simplemente no estás, ni para escucharme ni para entenderme, ni para crear proyectos juntos, ni para soñar siquiera. Eres una simple ilusión, que vale menos que un centavo, y me haces falta porque Dios me ha hecho humilde, y me conformo con poco.


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Otero María Belén
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