El destino quiso que por alguna absurda razón nuestros ojos se miraran. Quiso que, sin un motivo claro, nuestros mundos paralelos se cruzaran. Rompiendo las barreras de la realidad, escapando de la fantasía. En el abismo de lo puro, se entrelazaban tu alegría con mi humor, tu inocencia con mi ingenuidad, tu soledad con mi compañía. Tus besos con los míos. Tus palabras de aliento con mis canciones. Tu voz con mi suspiro. T u cielo con mi luna. Tu amor con el mío. Y sin poder descifrar el momento exacto en que todo esto ocurrió, mis ojos se murieron por mirarte una vez más. Y como una ráfaga se lleva un recuerdo, así de fugaz como el viento sobre mi cara, mis ojos derramaron lágrimas de amor al verte partir, al saber que no volverías. Y mi mundo no encuentra refugio seguro, no puede seguir escapando de los terribles miedos que lo sofocan si vos no estás, no pueden taparse las heridas, no puede la noche brillar sin estrellas que la acompañen. No puedo ser yo, sino es con vos. No puedo volar sino tengo tus alas. No puedo estar completa, si me falta una mitad. Sin notarlo, sin pensarlo, sin quererlo te hiciste parte de mi mundo, mezcla de fantasía y realidad, de presentes y recuerdos, de ahora y de ayer. Sos la soga que ata mis sentidos, sos el abrazo, el amor, la risa, todo lo hermoso, eso sos, eso despiertas, eso evocas. Quiero caminar de tu mano, quiero que los ojos envidiosos nos vean pasear felices. Quiero recorrer el mundo, al cerrar los ojos mientras tomas mis manos, Quiero tenerte conmigo hoy y poder decirte todo esto, sin miedo alguno.
María Belén Otero
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